Contaban con un presupuesto mínimo y hubo que reescribir el guión para que ocurriera todo en una noche porque el rodaje o podía permitirse tantas localizaciones, pero nada de esto impidió que John Carpenter marcara un hito en la historia del cine de terror con Halloween.
Rodada en apenas tres semanas, esta película cuenta las andanzas de un asesino en serie que escapará del centro psiquiátrico en el que le ingresaron de niño, tras matar a su familia, y regresará a su antiguo barrio durante la noche de Halloween. Así nacía Michael Myers, uno de los iconos del terror contemporáneo nacido, precisamente, de las necesidades de ajustar el presupuesto de la producción. Y es que, para crear la famosa máscara del psicópata, se recurrió a una careta del capitán Kirk de Star Trek, la más barata de la tienda de disfraces, a la que se cubrió con pintura blanca y se retocó los agujeros de los ojos. Un rostro que se ha colado, cuchillo en mano, en las pesadillas de millones de espectadores.
Este domingo, Michael Myers vuelve a la gran pantalla en una nueva sesión de Midnight Horrors.
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